Foto: RL Hevia
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
A pesar de que hace un año la bancarización de las operaciones llegó a la vida de los cubanos cual salvación económica, los resultados distan de las aspiraciones reales del Gobierno en la Isla: aún no hay efectivo en circulación, persisten –y aumentan– las colas en los bancos y hay quienes no aceptan las transacciones electrónicas.
Uno de los motivos por los que se impulsó este proceso, según la propia Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba era el retroceso existente en los niveles de inclusión financiera en el país provocado por el incremento del uso del dinero en efectivo.
Y es que hoy todavía existe una insatisfacción por la necesidad de las personas de seguir requiriendo dinero en efectivo para hacer los pagos, ello, parte también de la ausencia de un mercado cambiario formal y de la situación económica del país.
«Uno de los asuntos más recurrentes es la no implementación de las plataformas de pago electrónico en un alto número de establecimientos, violando las normas establecidas por el Ministerio de Comercio Interior, a la vez que persiste la no aceptación de los pagos electrónicos cuando sí poseen esta facilidad», reconocían recientemente en la Asamblea Nacional.
Pareciera que a los ojos del Banco o de las autoridades, las extensas colas en los pocos cajeros automáticos que funcionan o las personas mayores madrugando para cobrar el bajo salario que representa la jubilación fueran aspectos que no existieran.
La noticia, o hacia donde enfocan el trabajo, son ahora los pagos digitales. Lo demás, es colateral.
Que Transfermóvil llegara a los cinco millones de usuarios fue más importante que el cobro de cien pesos por encima de una transacción cuando alguien “hace el favor” de dar efectivo por una transferencia.
Y es que ahora, para el Gobierno, la prioridad no es el efectivo, es que las operaciones sean digitales, pero ¿todos en Cuba pueden realizar pagos por esa vía?
Nuevas medidas o apretar más la cuerda
La ministra presidenta del Banco Central informó hace semanas sobre algunas medidas aprobadas para “solucionar los problemas detectados y agilizar la implementación del proceso”.
Entre ellas, resalta identificar y bloquear el 100% de las cuentas bancarias asociadas a negocios que no tengan movimientos y disminuir el límite máximo permitido para efectuar transferencias desde las cuentas asociadas a negocios hacia las cuentas de personas naturales.
También dispusieron definir los conceptos autorizados para dichas transferencias e incrementar las acciones de monitoreo y supervisión de los bancos sobre los actores económicos y las personas naturales, a fin de identificar transacciones irregulares.
Ello corresponde a un plan ejecutado por varios organismos que identificaron 63 270 trabajadores por cuenta propia subdeclarantes de impuestos y contribuciones, que han dejado de pagar 340 millones. Adicionalmente, se han impuesto sanciones accesorias por 95 millones de pesos, y se han cobrado 281 millones de pesos.
De acuerdo con el portal Cubadebate, también se han identificado 1 188 Mipymes subdeclarantes de impuestos y contribuciones, que han dejado de pagar 152 millones y adicionalmente, se han impuesto sanciones accesorias por 72 millones de pesos, y se han cobrado 113 millones de pesos.
Asimismo, por no tener abierta o no operar la cuenta bancaria fiscal, se han impuesto 1 831 multas, 115 regulaciones migratorias, 127 solicitudes de retiro temporal de la autorización para ejercer la actividad y 24 solicitudes de retiro definitivo.
Lo cierto es que lo dispuesto originalmente con la bancarización no se ha cumplido a cabalidad. Si bien el Gobierno continuara estar esperanzado en un proceso que vislumbra pocas luces, la realidad del cubano de a pie es opuesta a las aspiraciones.
La poca seriedad para implementar políticas económicas correctas y la frase histórica de “corregir lo mal hecho” acompañan la marcha de este camino que, a un año, deja mucho que decir… o cobrar.
