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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Inspiró series apocalípticas, películas de Hollywood y un estado de histeria casi generalizada en todo el orbe; sin embargo, desde hace un tiempo pareciera que ya nadie lo recuerda: el agujero de la capa de ozono, el enemigo público número 1 hasta hace apenas unos años, ¿ha dejado de preocupar a la humanidad?
Cuando en 1985 las imágenes satelitales revelaron un gran hueco en la capa de ozono sobre la Antártida, el asunto generó alarma global y movilizó a la comunidad científica, gobiernos y ciudadanos.
Y no era para menos: la capa de ozono es una región de la atmósfera terrestre, ubicada en la estratósfera, que actúa como un escudo protector contra los rayos ultravioleta (UV) del sol. Sin ella, la vida en la Tierra estaría expuesta a altos niveles de radiación UV, lo que aumentaría significativamente los casos de cáncer de piel, cataratas y afectaría los ecosistemas.
Desde la década de 1970 la comunidad científica había empezado a alertar sobre una disminución alarmante en los niveles de ozono, particularmente sobre la región antártica, pero no fue hasta mediados de los 80 que se confirmó la existencia de un “agujero” estacional en la capa de ozono, causado por los clorofluorocarbonos (CFC), compuestos químicos presentes en aerosoles, refrigerantes y espumas plásticas.
La respuesta fue rápida y eficaz: en 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, un acuerdo global que comprometió a los países a reducir y eventualmente eliminar el uso de sustancias que agotan la capa de ozono.
Gracias a esta acción coordinada, una de las más exitosas a nivel mundial, los niveles de CFC en la atmósfera comenzaron a disminuir, y la capa de ozono dio señales de recuperación. Según la ONU, si se mantiene el cumplimiento del protocolo, la capa de ozono podría volver a los niveles de 1980 alrededor del año 2066.
A pesar de que el agujero no ha desaparecido por completo, la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente han reportado que este ha dejado de crecer y, en algunos años, se ha reducido considerablemente en tamaño y duración.
No obstante, se reportan fluctuaciones anuales naturales, influenciadas por factores como la temperatura de la estratósfera y eventos climáticos como el fenómeno de El Niño.
Esa es la razón por la cual el agujero en la capa de ozono ha dejado de ocupar titulares: porque, en cierta medida, se está solucionando. Una vez que la amenaza dejó de ser inminente y la acción internacional mostró resultados, la atención mediática se desplazó hacia otras crisis medioambientales más urgentes, como el propiomcambio climático, la contaminación por microplásticos o la pérdida de biodiversidad… que han empeorado ostensiblemente.
