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Nuevo Código cubano de la niñez y juventudes: ¿otro panfleto de letras muertas?

Foto destacada: Jorge Luis Borges

Texto: Hugo León

El gobierno cubano trabaja en un nuevo proyecto legislativo que pretende “garantizar el desarrollo integral de la niñez, las adolescencias y juventudes”. Este documento, a priori, resulta indispensable para brindarle a las nuevas generaciones un texto legal que respalde sus derechos, pero, ¿de cuáles derechos hablamos y en qué principios se sustentan?

¿Puede el Estado cubano, en efecto, garantizar su cumplimiento? Te invitamos a descubrirlo.

Desde el preámbulo del texto se señala que el desarrollo integral de estos grupos etarios constituyen “una preciada aspiración del Estado, las familias y la sociedad cubana, que actúan para formar en las niñas, niños, adolescentes y jóvenes los valores y principios de la sociedad socialista, así como los atributos y cualidades que les permitan cumplir su papel como activos participantes y continuadores de la obra revolucionaria”.

No es un secreto que el Gobierno cubano dedica importantes esfuerzos en inculcar una fuerte base político-ideológica en la formación de los pequeños desde edades muy tempranas. Incluso desde el círculo infantil, primer acercamiento al sistema educativo, es evidente el pulso ideológico y con el paso de los años esto es incluso más notorio.

Esto, sin embargo, se contrapone directamente con el artículo 48, que establece como uno de los derechos de las niñas, niños y adolescentes la libertad de pensamiento, conciencia y expresión.

Derechos en el texto vs derechos en la práctica

El artículo 29.2 establece que las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a condiciones de vida que les permitan su mayor realización física, mental, espiritual, moral, social y cultural posible. 

Cuba, mientras tanto, es un país donde el salario mínimo son dos mil 100 CUP, con una inflación interanual al cierre de 2024 de un 24.88%. Los productos básicos, entre la escasez y los precios especulativos, son difíciles de obtener. Aunque el salario es en moneda nacional, el Gobierno oferta la mayoría de las mercancías en monedas extranjeras a una tasa de cambio informal de 1 dólar=340 cup, el doble del valor oficial.

En un escenario tan adverso, las condiciones de vida de muchas familias cubanas se han vuelto precarias, limitadas a cubrir necesidades básicas y obligadas a dejar a un segundo plano el resto.

Por otro lado, el Código estipula que el Estado garantiza servicios de educación gratuitos, asequibles, inclusivos y de calidad. Para ello, debe asegurar los recursos humanos, materiales y presupuestarios adecuados y suficientes para desarrollar servicios de calidad.

Asimismo dispone que las instituciones educativas tienen la obligación de asegurar la base material de estudio y de vida necesarias para el desarrollo del proceso docente. En la práctica, sin embargo, la historia es muy diferente: libros viejos, libretas de mala calidad, almuerzos sin las óptimas condiciones y escasos uniformes, es lo que ha podido brindar el país a cientos de miles de estudiantes a lo largo de los últimos años.

Al día de hoy escasean los cuadernos y los libros, los cuales los padres que pueden mandan a imprimir con cuentapropistas, los otros, esperan a ver si alcanzan de los que se supone la escuela les deba garantizar.

Muchos centros cuentan con aulas, baños y comedores deteriorados, a veces no solo por falta de recursos sino por pésimo control de los mismos, los cuales son desviados por los constructores o los propios trabajadores. El final: una vieja con coloretes, como se dice en buen cubano.

Salud ¿para todos?

Son varios los artículos que se refieren a la vinculación del sector con los más pequeños, estableciendo sus derechos a recibir servicios de atención médica de calidad y gratuitos de conformidad con la legislación vigente.

El número 65 regula que los órganos del Estado y los prestadores de los servicios de salud, disponen las medidas necesarias para asegurar la producción y abastecimiento de los medicamentos y productos o insumos sanitarios necesarios para promover, conservar o restablecer la salud; fomentar la educación y garantizar la orientación y prestación de servicios de salud sexual y reproductiva; garantizar el acceso a insumos para la higiene menstrual, métodos anticonceptivos y de prevención de las enfermedades de transmisión sexual; y garantizar la cobertura de la atención estomatológica.

Pero en 2024 Cuba cerró con más de 450 medicamentos del cuadro básico de medicamentos en falta o con baja cobertura, un panorama que ya es habitual en los últimos años en la Isla; un vacío que ha sido llenado por personas naturales que importan medicamentos y los venden en las redes sociales a precios muy elevados. Una vez más, el texto se queda lejano a la realidad de la isla.

Hablemos de juventudes

Sobre los jóvenes, el texto estipula que tienen derecho a “expresarse de acuerdo con sus necesidades y aspiraciones, tomar sus propias decisiones y poner en práctica sus planes de vida de manera autónoma e independiente”.

El artículo 200, referido a la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, establece que las personas jóvenes tienen derecho a expresar y comunicar libremente sus ideas, sentimientos, creencias y criterios, de conformidad con lo establecido en la Constitución de la República de Cuba y las leyes. Mientras tanto, miles han debido salir del país y otros han sido apresados por sus criterios “discordantes”.

Respecto a la construcción de un proyecto de vida por parte de este grupo etario, plantea que sus deseos, aspiraciones y metas constituyen la base necesaria para su realización personal, familiar, profesional, laboral y en cualquier otra esfera de la vida; en consecuencia, realizan acciones y utilizan los medios necesarios para la puesta en marcha de su proyecto de vida.

Reconoce el derecho a un trabajo digno y a obtener por él un salario que constituya la fuente principal de ingresos para sustentar condiciones de vida adecuadas, elevar su bienestar material y espiritual y la realización de los proyectos individuales, familiares, colectivos y sociales.

Vale la pena cuestionarse cuántos cubanos han tenido que abandonar su país precisamente por esta razón. Familias divididas por la añoranza de un futuro mejor. Títulos colgados en la pared, años de estudios dejados de lado para trabajar en el sector privado y garantizar ingresos monetarios mayores. Mientras tanto, los que aún continúan trabajando para el Estado realizan malabares inimaginables para poder llegar a final de mes.

¿Y entonces, para qué queda el Código?

Una vez más el Gobierno cubano echa lanzas en el mar en un esfuerzo por garantizar los derechos de sus ciudadanos, derechos que, desafortunadamente, en las condiciones actuales solo existirán en un documento publicado en un sitio web.

Sin una transformación de la realidad cubana, la existencia de un nuevo texto legal será eso, palabras que no se corresponden con la situación de los cubanos, quienes, en su gran mayoría ni tan siquiera se tomarán el tiempo de leer lo que por experiencia saben que trsitemente está destinado a ser otro de tantos panfletos de letras muertas.

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