Foto: Denis Makarenko | Shutterstock
Texto: Fede Gayardo
La reconocida actriz española Marisa Paredes, considerada una de las figuras más destacadas de su generación en el cine, teatro y televisión, falleció este martes en Madrid a los 78 años debido a un fallo cardíaco, según confirmó su esposo, Chema Prado.
Su partida deja un vacío en la cultura española, donde su talento y compromiso brillaron durante más de siete décadas. Paredes fue presidenta de la Academia de Cine Español entre el 2000 y 2003 y estuvo nominada al Goya en dos ocasiones: como mejor actriz de reparto por Cara de acelga (1987) y como mejor actriz protagonista por La flor de mi secreto (1995). En 2018 recibió el Goya de Honor en reconocimiento a una carrera llena de interpretaciones inolvidables
Nacida en la capital española el 3 de abril de 1946, Marisa Paredes debutó como actriz siendo una adolescente en los años 60, con títulos como 091, policía al habla y Los económicamente débiles.
Su primer papel destacado llegó con la película El mundo sigue (1965), de Fernando Fernán Gómez. Desde entonces, construyó una carrera versátil que incluyó teatro, televisión y cine.
El verdadero despegue de su carrera llegó en los años 80, cuando participó en títulos emblemáticos como Ópera prima de Fernando Trueba y Tras el cristal de Agustí Villaronga. Sin embargo, fue su colaboración con Pedro Almodóvar la que marcó un antes y un después.
La relación profesional entre ambos comenzó con Entre tinieblas (1984) y se consolidó con películas como Tacones lejanos (1991), La flor de mi secreto (1995) y Todo sobre mi madre (1999), reafirmándola como un ícono del cine español. También trabajó junto a Almodóvar en Hable con ella (2002) y La piel que habito (2011).
En los años 90, Paredes alcanzó el reconocimiento internacional al trabajar en producciones como Profundo carmesí (1996) de Arturo Ripstein, La vida es bella (1997) de Roberto Benigni y El espinazo del diablo (2001) de Guillermo del Toro. También tuvo una destacada trayectoria en el cine francés, colaborando con directores como Raúl Ruiz y Alain Tanner.
Aunque en los últimos años sus apariciones en el cine fueron más esporádicas, Marisa Paredes siguió trabajando hasta poco antes de su fallecimiento. Su última actuación destacada fue en la serie Vestidas de azul (2024). En la gran pantalla, dejó huella igualmente en títulos como Petra (2018) de Jaime Rosales y en producciones internacionales como El sueño del califa (2019).
Madre de la actriz María Isasi, fruto de su relación con el director Antonio Isasi-Isasmendi, Marisa también compartió su vida con Chema Prado, director de la Filmoteca Española durante 27 años.
El legado de Marisa Paredes no solo se mide por los premios y reconocimientos, sino también por la intensidad y autenticidad que llevó a cada uno de sus personajes. Su impacto en el cine la convirtió en una figura eterna de la cultura española, esa misma cultura que durante sus últimos años defendió desde un activismo sincero y comprometido.
