Mijaín López logra la hazaña y consigue su quinta medalla de oro olímpica

Fotos: RL Hevia

Texto: Raul del Pino

No por esperada, deja de ser la noticia del año en Cuba. Mijaín López  ya es el único pentacampeón en una sola disciplina individual en 30 ediciones de los Juegos Olímpicos. El Gigante de La Herradura acaba de cerrar con broche de oro una de las mejores carreras de un deportista a nivel universal. Victoria inobjetable de 6-0 frente a otro cubano, Yasmani Acosta, en representación de Chile, para colgarse su quinta medalla dorada bajo los cinco aros en París 2024.

Leyenda viva e historia pura. El pinareño ascendió al Olimpo y ocupó un lugar al que nadie había llegado jamás. A lo largo de los años, otros monarcas se han bañado con muchos más oros, pero ninguno en una misma prueba cinco veces. Mijaín fue el primero: de Pekín a París, pasando por Londres, Río de Janeiro y Tokio. Desde sus 21 años hasta los 41, no ha existido un luchador mejor sobre la faz del planeta. Y tendrán que pasar muchos años para que otro gladiador aspire a acercarse, por lo menos, a su sombra.

Cuba ya tiene su primer título en la capital francesa. Otra vez el vueltabajero vino a salvar las castañas del fuego para una delegación que había hecho aguas hasta hoy. Ni el boxeo, ni el judo, ni el atletismo. Una vez más la lucha grecorromana, en la figura del deportista más grande que ha parido la isla, ha sacado la cara.

Todavía sofocado por el combate, decenas de reporteros de todo el mundo lo asediaron en la zona mixta de la Arena Campo de Marte. Mijaín contestó con calma, pero rápido, todo lo que le preguntaron. Estas fueron las primeras palabras del primer pentamonarca olímpico cubano tras saberse inmortal:

 “Me siento contento de este nuevo triunfo, tengo mucha gente que me apoyaron. Este es un resultado que le dedico a todo ser humano que contribuyó para que Mijaín López se mantuviera por tantos años, muchos jóvenes que me inspiraron cada día para lograr estos resultados. Solamente decirles a todos que me siento orgulloso de ser cubano, de haber portado tantas veces la bandera de Cuba”. 

Uno de los invitados de lujo que presenciaron su proeza fue el mismísimo presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach. “Es algo muy importante para cualquiera atleta que el presidente del COI en persona te felicite. Me dijo que entré en la historia, que hice algo que nadie podrá olvidar, que se sentía contento de que fuera luchador y que fuera cubano”, reveló.

Un periodista le pidió que definiera con una palabra cada una de sus cinco victorias olímpicas, a lo que respondió, no sin antes meditar unos segundos: Beijing 2008, novatada; Londres 2012, trascendencia; Río 2016, esfuerzo; Tokio, sacrificio; y París 2024, alegría.

También dedicó palabras de agradecimiento a los dos entrenadores que lo han conducido por sus seis Juegos Olímpicos, Pedro Val, ya fallecido, y Raúl Trujillo. “A Pedro y a Trujillo los recordaré como mis segundos padres porque son los que me han inculcado todo lo que sé, los que me han guiado durante toda mi carrera deportiva, los que me han enseñado a no equivocarme, los que me han hecho reconocido a nivel mundial”.

De igual forma, agradeció la presencia Héctor Milián, el primer titular olímpico de la lucha grecorromana de Cuba, y abanderado en Barcelona 1992. “Que Milián estuviera aquí también fue muy bonito, es mi ídolo desde que tenía 9 años cuando ganó el oro. Siempre decía que quería ser igual que él o mejor. Hoy cumplí el sueño de poder estar aquí con él y disfrutar juntos de mi quinta medalla de oro y a la vez mi retiro”. 

Si Por último, confesó que “cuando deposité los botines en el centro del colchón sentí un vacío, entregué las armas, como decimos nosotros, pero se quedaron donde tenían que quedarse, en el colchón, siendo campeonas, y nada, bendecidas sean”, finalizó.