Fotos: RL Hevia
Texto: Raúl del Pino
El atletismo de París experimentó un momento sin precedentes este viernes cuando tres deportistas nacidos en Cuba ocuparon los tres primeros lugares del triple salto masculino, pero ninguno en representación de la isla caribeña. Una prueba irrefutable de la realidad, marcada por el fenómeno de la migración, que vive el país desde hace años y que ahora, en unos Juegos Olímpicos, toca su máxima expresión.
El habanero Jordan Díaz le dio el cuarto oro a su nación adoptiva España en una competencia espectacular donde le arrebató el título por solo dos centímetros al monarca de Tokio 2020, el también antillano Pedro Pablo Pichardo, por Portugal. Por si fuera poco, el podio lo completó Andy Díaz, quien formó parte de la delegación cubana en Japón, pero desde el 2022 se nacionalizó italiano y con ese uniforme ganó el bronce.
Aunque existió tensión hasta el final, el vencedor de la prueba se decidió en los primeros saltos. Pichardo, tercero en el orden, estampó una secuencia de 17.79 metros en su primer intento con la que prácticamente aseguraba medalla. Sin embargo, el portugués sabía que no podía celebrar antes de tiempo porque su rival español podía hacerle lo mismo que en el pasado Campeonato Europeo de Roma.
Y eso fue exactamente lo que sucedió minutos más tarde cuando Jordan se presentó en el cajón de salto y voló hasta los 17.86 metros. Con ese registro, se encaramó en la primera posición y ya no se bajó nunca más, aunque tanto Pichardo como él siguieron enfrascados en una reñida batalla por superar esa marca.
En la misma segunda oportunidad, el lusitano nacido en Santiago de Cuba volvió a realizar otro excelente registro de 17.84, el más largo que lograría en la jornada y con el que se quedó a solo dos centímetros de la cota ganadora de Díaz. El español también lo intentó y después logró otras dos secuencias (17.85 y 17.85) por encima de los 17.80, para convertirse en el primero saltador en la historia en hacerlo tres veces en final olímpica.
Mientras estos dos rivales, que ya tuvieron un altercado en el mencionado certamen continental de Roma, seguían en su duelo particular, ningún otro competidor se acercaba a sus marcas, y todos buscaban superar el 17.63 del italiano Andy Díaz en su primer brinco para al menos quedarse con el tercer lugar.
Eso tampoco sucedió y fue el mismo Díaz el que mejoró su marca a 17.64 en la última oportunidad para ratificar su presea. Justo después se presentó Pichardo, que había renunciado al quinto intento, al momento definitorio. El portugués lo hizo todo perfecto y consiguió otro buen salto, pero solo llegó hasta los 17.81, para desatar la euforia del discípulo de Iván Pedroso, con el que fue a abrazarse en las tribunas para festejar el histórico oro.
Además de los tres medallistas de origen cubano, el único representante de delegación de la isla en la final fue el subcampeón mundial Lázaro Martínez, quien finalizó en el octavo puesto, aunque lo hizo con su mejor resultado del año, un 17.34 metros que aun así todavía dista del registro que lo llevó a la plata en Budapest 2023.
La corona de Jordan Díaz representa la segunda que gana un atleta nacido en Cuba para otro país en unos Juegos Olímpicos, después de la obtenida por Pichardo en Tokio. La tercera pudo haber caido esta misma noche pero el pinareño nacionalizado azerí Loren Berto Alfonso perdió en la final de los 92 kilogramos en boxeo.
