Texto: Raul del Pino
Foto: RRSS
La rivalidad más grande que nos traerá el atletismo en los Juegos Olímpicos de París ya tiene guión y sus protagonistas serán dos cubanos, aunque ninguno defendiendo la bandera del territorio donde nacieron. El futuro duelo entre Pedro Pablo Pichardo y Jordan Alejandro Díaz quedó planteado desde este miércoles, cuando el nacionalizado español, en su debut con los colores de su nuevo país, le arrebató al naturalizado portugués y vigente campeón olímpico, el título del Campeonato Europeo, nada menos que con el tercer mejor triple salto de la historia.
La competencia entre ambos en el Estadio Olímpico de Roma fue una de las más mejorables de todos los tiempos en la especialidad, para no ser absoluto y decir que la mejor, pues nunca antes dos saltadores habían superado la barrera de los 18 metros en una gran final. Existía un solo precedente y ocurrió en una parada de la Liga del Diamante hace casi una década.
Pero la batalla entre Pichardo y Jordan sobrepasó los niveles deportivos. El choque llegó matizado por declaraciones previas a la prensa e, incluso, un encontronazo en el comedor del hotel donde se encuentran los equipos de España y Portugal, el día antes de la discusión de las medallas. Palabras elevadas de tono, miradas tensas a menos de un metro de distancia, y la oportuna intervención de otro cubano, este nacionalizado por Azerbaiyán, Alexis Copello, para calmar los ánimos.
La calentura no terminó ahí, fue trasladada a la pista y los dos atletas la utilizaron como combustible para realizar las mejores secuencias de sus carreras. Si bien Pichardo se quedó a cuatro centímetros de su tope personal conseguido en Cuba hace nueve años, su estirón de 18.04 metros se convirtió en la tercera vez que cruza ese límite conquistado solo por unos pocos. De paso, entró al selecto club que solo ocupaban hasta ayer el plusmarquista universal británico Jonathan Edwards y el estadounidense Christian Taylor, los otros únicos dos saltadores en registrar tres marcas de 18 metros o más.
El propio Pichardo probablemente no supiera la información anterior, pero de lo que sí estaba casi seguro es que esa secuencia le valía para retener la corona europea que ya había ganado en la justa continental de Múnich 2022. En la historia del triple salto, solamente se habían realizado 14 brincos de 18 metros, y tres eran de él. Para colmo, su joven y hablador rival –pensaría el lusitano– apenas acumulaba experiencia internacional y ya tenía suficiente presión con su debut vistiendo la camiseta de España.
Todo lo contrario. A Jordan Díaz nada de eso lo afectó. Uno, dos, tres… cuatro saltos, cada uno mejor que el otro. Una competición idílica para el habanero de 23 años que ni en sus mejores sueños pudo imaginar que vencería de esa forma a su paisano y acérrimo rival. Tras un 17.56 aceptable para abrir, le siguió un 17.82 que se quedó a cinco centímetros del récord español que ostentaba desde 2022. Con ese resultado, su presentación podía considerarse de muy buena, sabiendo a esas alturas que Pichardo había volado ya sobre los 18 metros.
Pero Jordan quiso más y consiguió más. Cuarto intento y 17.96. Nueva plusmarca española de la especialidad a solo mes y medio de los Juegos Olímpicos. El pulso estaba planteado para París, aunque el de Roma se lo llevaba Pichardo. Nada de eso. Quinto salto del cubano-español… y durante el vuelo se apaga el medidor electrónico al pie del cajón de arena. Manos en la cabeza, segundos de espera y la pizarra del estadio muestra el registro histórico: 18.18 metros para Jordan Díaz, tercera marca de todos los tiempos.
Mientras el pupilo de Iván Pedroso iba a celebrar eufórico con su entrenador, también cubano, las cámaras de televisión filmaban primeros planos de la mirada hundida de Pichardo. Sin embargo, el santiaguero no se rindió y salió en busca de la quimera. Aunque se quedó corto, logró un muy decente 17.92 con el que hubiera ganado igualmente la mayoría de las competiciones en las que ha participado en su vida.
¿Fin de la historia? Si a la magnífica velada bajo el cielo de Roma le siguieron cientos de crónicas y reportes de lo vivido allí, Pedro Pablo Pichardo parece que no consiguió lidiar con la frustración de haber perdido con el chico de su mismo país de origen que antes lo había –aparentemente– humillado públicamente.
El tercer capítulo de la telenovela entre ambos triplistas prosiguió este jueves, cuando el también titular mundial de Eugene 2022 cuestionó públicamente en sus redes sociales la legitimidad del salto de su oponente español la noche anterior. “Me gustaría @europeanathletics , @worldathletics y los árbitros encargados para dar una respuesta y una rápida explicación sobre lo que pasó en la regla del salto en el momento en que el Atleta de España hace esa gran marca”, inquirió en su cuenta de Instagram donde publicó un video del citado momento donde se apaga la pizarra digital al lado del cajón.
Pichardo continuó con su alegato señalando que “en una competición de este nivel no es normal hacer una gran marca cuando gira la regla electrónica apagado, el atleta ya sale del arenero celebrando sin siquiera ser consciente de dónde había aterrizado ya que la regla ya estaba apagada pero parece que ya sabía que me había adelantado incluso antes de la medicación y sin que la regla electrónica estuviera puesta. Nosotros los atletas sabemos que sin ninguna referencia es difícil saber si fue un buen salto o no, pero él ya lo sabía!!! ¿Por qué se conectó en sus 17,96 my no en el gran salto? Un minuto después de su gran salto la regla empezó a funcionar nuevamente y casualmente fui yo el siguiente en saltar. ¿Cómo es posible? ¿Por qué se apagó la regla electrónica en ese momento? ¿Cómo sabemos que realmente era 18,18 m?”, cuestionó.
Más allá de si lleva razón o no en sus reclamos, algo de lo que deberá encargarse tanto el órgano rector del atletismo europeo como el mundial, los dos a los que cita, es un hecho muy poco común que un deportista del nivel de Pichardo, que ha sido el mejor de su especialidad en el último lustro, donde ha ganado las dos competencias fundamentales del ciclo: los Juegos Olímpicos celebrados en 2021, y el Campeonato Mundial en 2022, protagonice conductas de este tipo que no lo dejan bien parado.
Antes de lanzar una acusación de tal envergadura debería tener alguna prueba contundente, y al no mostrarla tal parece que no es así. Para las miles y miles de personas en el planeta que están degustando este show, la imagen de Pichardo, pese a su enorme talento y prestigio alcanzado hasta hoy, quedará ahora como la de un atleta frustrado que no sabe aceptar la derrota. Para colmo, el propio Jordan respondió con una historia en sus redes donde utilizó varios emoticones de figuras llorando. Sobran las palabras.
Eso sí, los medios de prensa tienen combustible de sobra para encender aún más este fuego que alcanzará su clímax el viernes 9 de agosto en el campo del Stade de France, escenario pactado para la final olímpica del triple salto. Si finalmente ambos llegan a esa definición –como todo el planeta espera que suceda- allí sabremos cómo termina esta batalla entre cubanos bajo otra bandera.