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Texto: Hugo León
A veces por simplificar y otras por desconocimiento, se cree que la rígida postura del actual presidente de EEUU Donald Trump sobre la emigración coincide con los ideales republicanos sobre este tema, pero a lo largo de la historia otros mandatarios han dejado bien claro que esto no es así.
Para aclarar dudas que a diario llegan a nuestra redacción, en este texto presentaremos las posturas de dos presidentes de EEUU de sobra conocidos: Ronald Reagan y George Bush (padre). El primero de ellos gobernó en Estados Unidos entre 1981 y 1989 y el segundo entre 1989 y 1993.
Reagan: “una ciudad de gente libre que vivía en paz y armonía”
El último discurso de Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos fue, en cierta medida, un reconocimiento a la importancia de la emigración y de la política norteamericana de acoger a quien llega a hacer el bien y a dar lo mejor de sí. En su alocución dijo que su visión de EEUU era la de una “ciudad brillante en la colina”, donde la diversidad y la libertad que caracterizan al país son su principal fortaleza.
“En mi mente era una ciudad alta y orgullosa, construida sobre rocas más fuertes que los océanos, azotada por el viento, bendecida por Dios y llena de gente de todo tipo que vivía en armonía y paz; una ciudad con puertos francos que bullían de comercio y creatividad. Y si tenía que haber murallas, las murallas tenían puertas, y las puertas estaban abiertas a cualquiera con la voluntad y el corazón para llegar aquí”, dijo entonces.
La “ciudad”, señaló, es ahora más próspera, feliz y segura. “Y sigue siendo un faro, un imán para todos los que necesitan la libertad, para todos los peregrinos de todos los lugares perdidos que se precipitan a través de la oscuridad, hacia su hogar”.
En su último discurso compartió la observación de una carta que había recibido, en la cual se afirmaba que si bien se puede ir a vivir a Francia, a Japón o a muchos otros países, no se podía convertirse en francés o japonés, pero sí era posible convertirse en estadounidense para quien viajaba a EEUU.
“Otros países pueden competir con nosotros, menos en un área vital: como faro de libertades y oportunidades que atrae a la gente del mundo, ningún otro país se nos acerca”. “Esta es, creo, una de las fuentes más importantes de la grandeza de EEUU”, consideró.
Lideramos el mundo porque, única entre las naciones, conseguimos para nuestro país la fuerza de todos los países y rincones del mundo. Al hacer eso renovamos y enriquecemos nuestra nación de forma continua”, expresó.
Agregó que “gracias a cada ola de recién llegados a esta tierra de oportunidades, somos una nación que se mantiene joven y siempre llena de ideas e innovación, siempre llevando al mundo a la próxima frontera”.
“Si algún día cerráramos la puerta a nuevos estadounidenses, nuestro liderazgo en el mundo pronto estaría perdido”, sentenció.
George Bush: “los inmigrantes son parte del tejido de América”
Cuando el presidente Bush padre firmó la Ley de Inmigración de 1990, que reformó significativamente el sistema migratorio, señaó en su discurso que “los inmigrantes son parte del tejido de América”, que venían “con la esperanza de una vida mejor, y nosotros nos beneficiamos de su energía, sus ideas y su trabajo”.
Bush reconoció el valor social y el empuje económico de los inmigrantes, y aseguró que si EEUU era una nación grande y fuerte porque acogía a quienes llegaban a sus brazos. Además, recordó que “casi todos los estadounidenses tienen antepasados que desafiaron los océanos”.
“La inmigración no es solo un vínculo con el pasado de Estados Unidos; también es un puente hacia su futuro”, dijo al firmar la ley.
Así veían los verdaderos republicanos la emigración, y aunque los recientes ataques de la actual administración contra los migrantes hagan pensar que todos los republicanos ven en los inmigrantes un problema lo cierto es que hasta Trump es nieto e hijo de inmigrantes y que su postura personal dista de los preceptos por los que alguna vez su partido ha abogado.