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Entre la crisis y la vigilancia: China pondrá su sello modernista en la Aduana cubana

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Foto: RL Hevia

China sigue ampliando su influencia en sectores estratégicos de Cuba, esta vez con la modernización de la Aduana General de la República (AGR), de acuerdo con información publicada en medios oficiales como la televisión estatal y el diario Granma.

Este acuerdo fue celebrado el pasado fin de semana durante una reunión en La Habana entre el primer ministro cubano, Manuel Marrero, y Lyu Weihong, vicetitular de la Administración General de Aduanas de China (GACC).

En este sentido, el gobierno cubano calificó el apoyo de Pekín como una “fortaleza” en el marco de los 65 años de relaciones bilaterales entre ambos países. Marrero, de hecho, destacó los programas de capacitación aduanera promovidos desde China y celebró la firma de un nuevo memorándum de entendimiento que extenderá la colaboración hasta 2027.

Mientras el oficialismo aplaude el gesto, algunos ven una profundización de la dependencia tecnológica y administrativa de la isla respecto a China, por lo que, más allá de ser un simple intercambio de conocimientos, el proyecto puede reforzar el control de Pekín sobre sectores neurálgicos de la economía cubana.

Y es que la transferencia de “modelos modernos” podría suponer la adopción de métodos de control aduanero más rígidos, siguiendo el patrón chino, de hecho, podría venir acompañado de un incremento en la vigilancia y el control ciudadano.

Lyu Weihong, por su parte, fue clara en su declaración: su país apoyará la creación de un “servicio aduanero moderno, avanzado y competitivo a nivel internacional”. Aunque en el discurso se insiste en términos de eficiencia y competitividad, la experiencia internacional apunta a que las aduanas chinas son también instrumentos de control político y económico.

El primer ministro cubano, por su parte, insistió en la “conducción estratégica” que ambos países han seguido bajo la guía de sus líderes, presentándose como un ejemplo de cooperación entre naciones socialistas.

La creciente presencia china en áreas como la Aduana refleja no solo la fragilidad de la economía cubana, sino también su incapacidad para desarrollar proyectos soberanos de modernización. Mientras los discursos oficiales hablan de independencia, los acuerdos firmados refuerzan una red de subordinación difícil de revertir.

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