Texto: Raúl del Pino
Foto: Jorge Luis Borges
Uno de los pasajes más recordados de los Juegos Olímpicos de Tokio fue el choque de ideologías que colisionó sobre el encerado del mítico Kokugikan Arena entre los púgiles cubanos Julio César La Cruz y Enmanuel Reyes Plá. El “Patria o Muerte” del deportista revolucionario versus el “Patria y Vida” del deportista emigrado. Un show que, por momentos, dejó en segundo plano lo que había sucedido sobre el ring y, ahora en París, puede volver a repetirse.
El sorteo del torneo boxístico dejó al habanero naturalizado español emplazado nuevamente en la misma llave del organigrama que el camagüeyano bicampeón olímpico, como mismo sucedió hace tres años en Japón. Podrían verse las caras en semifinales, ya con el bronce asegurado, si logran superar las rondas previas de la división de 92 kilogramos que inician este domingo en el Centro de Exposición París-Nord Villepinte.
Para Reyes Plá, devendría una oportunidad única de revancha después de aquella derrota en los llamados Juegos del Coronavirus a la que, sin miramientos, califica de “injusta”. Asentado en Galicia desde hace más de un lustro, el peleador de 31 años conversó con Cuba Noticias 360 antes de viajar a la capital francesa, precisamente sobre ese ya icónico enfrentamiento con La Cruz, a quien conoce bien de su época en la escuadra boxística de la isla.
“Nosotros compartimos equipo nacional de mayores varios años en la misma división (de 81 kilogramos) y no es menos cierto que él me ganaba, pero cuando yo estaba en Cuba no boxeaba con nadie, era un año entero en La Finca (sede de la Escuela Cubana de Boxeo) entrenando solo, cuando él iba a 20 competiciones. Entonces después me enfrentaba con él en el Playa Girón, pero sin ninguna pelea internacional. Y en mi mente siempre me decía, el día que empiece a competir al nivel que compite él, sé que no me va a ganar, y fue con esa mentalidad que fui a Tokio”, recuerda.
El 30 de julio de 2021 representó un antes y un después en la vida de quien debutara internacionalmente con los célebres Domadores de Cuba en las ya extintas Series Mundiales, una década atrás. Ese día se le escapó de las manos la victoria, que al menos le hubiese garantizado el bronce, en un combate del que está completamente seguro resultó vencedor.
“Yo soy autocrítico, cuando he perdido lo he reconocido públicamente, pero para mí, esa pelea la gané yo”, dice de forma contundente, mientras se bebe muy tranquilo un refresco en una cafetería de La Coruña, a donde llegó en el 2017 luego de verse sin oportunidades en Cuba, precisamente por tener a La Cruz y otros fajadores delante.
Todo un ciclo olímpico ha pasado desde Tokio, pero ese combate quedará en su mente para siempre. “La pelea con Julio se desarrolló súper bien, yo por la parte boxística me sentí súper contento porque él es un buen boxeador y hacerle lo que le hice… me sentí súper bien. Lo único que los árbitros no miraron bien y ya, bueno, es lo que hay”, acepta con resignación.
Pero aunque repase una y otra vez aquellos tres rounds, lo que de verdad hizo trascender ese pleito fue el contexto político que lo rodeó. “De lo que pasó allí con Julio, no fui yo el que empezó con la polémica. A mí simplemente me hicieron una entrevista aquí en La Coruña, en mi gimnasio, y el hombre me dice, te puedes encontrar con tu paisano en la competición, y le digo sí, pero me da igual, yo voy a buscar mi medalla de oro. Lo que dije fue que me daba lo mismo el kazajo, el cubano, el ruso, que yo le voy a arrancar la cabeza a cualquiera. En ningún momento me referí a Julio específicamente, pero los cubanos se cogieron la frase pa´ ellos”, explica.
Enmanuel no pudo evitar caer en lo que –considera– fueron provocaciones de la delegación proveniente de la isla. “Fíjate que yo estaba que no hablaba na´, porque a los españoles, principalmente al Comité Olímpico, no les gusta estar metiéndose en problemas políticos. Y me dijeron, por favor, cero discusión, si te lo encuentras por ahí, cambia el camino, y si te dicen que si te quedaste, que si la ʽrevoluciónʼ te lo dio todo, tú no cojas lucha, nosotros nos encargamos de eso. Y de verdad que yo estaba tranquilo, no dije nada, pero entonces ellos (los cubanos) empezaron y dije no, no me voy a quedar callado”.
El resto es historia. El camagüeyano se impuso por votación dividida de los jueces en aquel combate correspondiente a los cuartos de final de Tokio 2020, que le abriría el horizonte rumbo a su segundo título bajo los cinco aros. En Cuba, al capitán del “buque insignia” lo auparon como héroe, otra vez, y a Enmanuel los medios oficiales lo inmortalizaron como villano, otro más.
El tiempo pasó y el boxeador nacido en San Miguel del Padrón consolidó su posición entre los mejores de Europa en su peso. Así lo demostró en el primer clasificatorio de Busto Arsizio en marzo, donde consiguió su boleto a París sin dificultades. Con la autoestima por las nubes, aterriza en la capital francesa con un único objetivo.
“Mi pronóstico siempre es el oro. Mi forma deportiva está muy bien, lo demostré en el preolímpico. Cuando estoy enfocado soy muy difícil y las cosas las hago bien. Es como cuando llegué a Tokio, que llegué en óptimas condiciones y salieron los resultados. Ahora en París va a ser igual con el favor de Dios”, asegura.
El probable cruce con La Cruz no es algo que le preocupe tampoco. “Yo por esa parte no cojo lucha, mis rivales son buenos, pero con el mayor respeto, yo soy mi mayor rival. Al final a mí me gusta eso, enfrentarme a los grandes, mi papá siempre me ha adaptado a que al que mejor tengo que boxearle es al campeón. Tú no tienes nada que perder, es él, entonces eso siempre me ha gustado, y además es lo que te pone bien, boxear contra los mejores”.
Convencido que en Tokio mereció la victoria, Reyes Plá confía en emplear la misma estrategia si se diera el esperado enfrentamiento olímpico ante su coterráneo por paisano, que ya lo venció otra vez en julio de 2023, en una de las Noches de Boxeo de la IBA en Tailandia.
“Si nos toca enfrentarnos a Julio no se trata de cambiar algo, pero ya la mente va diferente. Ahora uno vas más maduro, con más experiencia. Verdad que Tokio era mi primera Olimpiada, pero yo me caracterizo por ser una persona súper tranquila, me enfoco en mi pelea y no me pongo nervioso. La gente me decía que parecía que era mi tercera o cuarta Olimpiada, porque estaba normal, y es lo que siempre he dicho, lo único que se cambia es el nombre, que es una competición olímpica, pero es la misma gente”, reflexiona.
Ambos boxeadores debutan este domingo, en el caso del hispanocubano frente al chino Han Xuezhen, de 25 años, medallista de plata de los Juegos Asiáticos de 2022. La Cruz, por su parte, le espera un reto mayor frente a otro púgil de origen cubano, el pinareño nacionalizado azerí Loren Berto Alfonso, quien subió de división tras ganar un bronce en los pesos cruceros de Tokio.
