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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
La industria tabacalera cubana, históricamente reconocida por su calidad y tradición, enfrenta en la actualidad desafíos significativos que afectan tanto a la producción como al consumo interno de cigarros.
A pesar de ser el tabaco uno de los principales rubros exportables del país, la población cubana se ve inmersa en una crisis de desabastecimiento y aumento de precios que ha llegado, por impresionante que parezca, a disparar los índices inflacionarios en Cuba.
La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) informó que el «Índice de Precios al Consumidor registró una variación mensual del 2.75% en febrero, impulsado principalmente por alzas en la división de “Bebidas Alcohólicas y Tabaco”».
De acuerdo con medio estatales, los productos con mayores incrementos fueron el cigarro fuerte (58.72%), el tabaco (56.80%) y el cigarro suave (30.13%), reflejando el significativo aumento en los precios y su impacto en el bolsillo del cubano con este hábito.
El reporte detalla, además, los precios mínimos y máximos del cigarro fuerte en las cabeceras provinciales del país y aunque no especifica valores absolutos, muestra oscilaciones que van entre los 600 y 1100 pesos cubanos en Camagüey, 500 y 600 en Granma, 300 y 1000 en La Habana.
Un problema desde la producción
En 2024, el plan del gobierno en la Isla proyectaba la producción de 830 millones de cajetillas de cigarros; sin embargo, solo se alcanzó el 74% de esta meta.
Esta disminución generó una notable escasez en las redes comerciales, impulsando a los consumidores hacia el mercado informal, donde los precios se dispararon considerablemente.
Factores como la falta de materias primas y el impacto de fenómenos naturales, fueron señalados en su momento como las principales causas de este incumplimiento.
Incremento de precios y su impacto en el consumidor
Por otra parte, en abril de 2024 implementaron en la Isla un aumento en los precios minoristas de los cigarros, justificando la medida como necesaria para cubrir los costos de producción y reducir el déficit fiscal.
Los nuevos precios establecieron la cajetilla de cigarros negros con filtro Popular Auténtico en 60 pesos y los negros cortos sin filtro H.Upmann Clásico en 50 pesos.
No obstante, la escasez ha llevado a que, en el mercado informal, los precios superen ampliamente estos valores oficiales, alcanzando entre 400 y 500 pesos por cajetilla, y hasta 30 pesos por cigarro individual.
Ante la crisis de desabastecimiento, el Estado implementó la venta controlada de cigarros en las «bodegas», limitando la cantidad disponible por consumidor que se redujo a solo dos unidades por consumidor mayor de 18 años.
En su momento, la medida, lejos de solucionar el problema, generó insatisfacción e incentivó aún más el mercado negro, donde los precios son inaccesibles para una gran parte de la población fumadora.
Si se analiza de forma general, la situación actual de la venta de cigarros en Cuba es reflejo de una combinación de factores: disminución en la producción, políticas de precios, inflación y medidas de distribución que no han logrado satisfacer la demanda interna.
Mientras el tabaco continúa siendo un pilar en las exportaciones cubanas, los consumidores nacionales enfrentan dificultades crecientes para acceder a un producto que, paradójicamente, forma parte de la identidad cultural del país.
