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Texto: Hugo León
Dos jóvenes cubanas secuestradas en México fueron encontradas sin vida esta semana en Tapachula, estado de Chiapas, confirmaron las autoridades policiales de la nación azteca.
Las mujeres fueron identificadas como Ana Mercedes Capetillo Savón, de 33 años, y Leydi de la Caridad Rodríguez Acosta, de 36, ambas de nacionalidad cubana. Según el reporte oficial, sus cuerpos fueron entregados a su familia este miércoles tras haber sido encontrados “desmembrados” en la carretera que conecta el cantón Pumpuapan con Nueva Granada en la zona alta de Tapachula.
Las investigaciones preliminares apuntan a que ambas féminas fueron secuestradas por un grupo armado mientras se encontraban en un hotel y fueron trasladadas a un sitio desconocido. Poco después los captores publicaron un video en redes sociales donde se mostraba a una de las víctimas pidiendo a su familia que pagara el rescate.
El medio de prensa Diario del Sur detalló que quien salió en el video en redes sociales fue Ana Mercedes, quien vestía falda negra y blusa estampada de leopardo.
Al no recibir el dinero solicitado, los secuestradores terminaron con la vida de las dos mujeres, explica el texto.
Las cubanas no fueron las únicas víctimas de los criminales, pues las autoridades confirmaron que un motociclista de 18 años que transitaba por el lugar y habría presenciado el asesinato de las cubanas o el abandono de sus cuerpos. fue ultimado a balazos.
Los casos de secuestro de cubanos en México se han disparado en los últimos años, en el contexto de la crisis migratoria cubana. Como decenas de miles de cubanos se aventuran en el viaje que atraviesa la geografía mexicana casi por completo, son víctimas frecuentes de extorsiones, secuestros, violaciones y otras vejaciones.
Hace algunos días, por ejemplo, una familia cubana denunció el secuestro de un migrante cubano en México, por el cual habrían pagado más de tres mil 200 dólares para que fuera liberado, pero aún desconocen su paradero.
Mejor suerte tuvo el joven médico Adrian Pupo, quien fue secuestrado en Tapachula mientras intentaba llegar a la frontera con EEUU. Luego de que se pagara una elevada suma de dinero a sus captores, fue puesto en libertad.
Tristeza y conmoción causan estás barbaridades contra la vida de personas que sólo buscan emigrar para mejorar sus condiciones económicas de él y sus familiares. El sicariato bestial y asesino sirve de instrumento de terror agravando la situación de los emigrantes.
Mis condolencias a familiares de las víctimas tanto servidores públicos como personas objeto de secuestros.