Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: Cuba Noticias 360
Hace algunos años, la aspiración del gobierno cubano se centraba en desarrollar nuevos proyectos de construcción de viviendas para ampliar así la infraestructura habitable del país.
Ahora, la meta es intentar detener el deterioro sin un resultado favorable en uno de los temas más preocupantes de la población, fundamentalmente entre los jóvenes.
Medios oficiales refirieron que al cierre de 2024 «apenas se terminaron 7 427 viviendas, el 55 % de lo planificado, y aumenta el número de inmuebles en estado técnico regular y malo, sin poderse detener el deterioro».
Según estimados oficiales, Cuba necesita construir aproximadamente 856 545 viviendas y rehabilitar otras 394 000 para estabilizar la situación habitacional, fundamentalmente en provincias de La Habana, Villa Clara, Holguín y Santiago de Cuba.
Al analizar el comportamiento de la vivienda en 2024 se constató que este Programa inició el año pasado con un fondo de más de cuatro millones casas, de las cuales más de la mitad se ubican en asentamientos urbanos.
Sin embargo, se identificaron deficiencias en la distribución de recursos materiales, ilegalidades en las comunidades y falta de atención desde los territorios a este sensible asunto.
¿FALTA DE SENSIBILIDAD O DE MATERIALES?
Un punto crítico son los materiales de la construcción para la ejecución de este programa ya sea por las vías gubernamentales o por aquellos impulsados por gestión propia donde la producción nacional no satisface la demanda interna.
Factores como la escasez de materias primas, limitaciones tecnológicas y restricciones financieras han afectado negativamente la capacidad productiva del país.
Las empresas estatales registraron una notoria disminución en la producción de áridos, elementos de pared, elaboraciones de barro y cemento, morteros, hierro fundido y cubiertas de asbesto.
Tanto ha sido la crítica situación que entidades asociadas al Ministerio de la Construcción reconocieron que «se incumplieron los planes productivos de casi todos los surtidos, afectándose también las producciones de tejas infinitas, tanques moldeados, carpintería en general, marcos, puertas y ventanas, barrenación y voladura, entre otras».
De igual forma, la poca disponibilidad de cemento condiciona el ritmo de las construcciones destinas a suplir el plan de vivienda pronosticado, manteniéndose por debajo del nivel.
Ni en unos 50 años, como mínimo, Cuba pudiera solucionar su problema de la vivienda manteniendo los comportamientos registrados hasta la fecha.
El derecho a una vivienda digna, como mismo establecieron en la Constitución, ya ni siquiera es una «voluntad política y gubernamental» en un país donde se construyen menos inmuebles y los que se mantienen en pie continuarán su deterioro.
La pregunta sería hasta qué punto priorizarán las inversiones en instalaciones turísticas y mantendrán las justificaciones para un déficit habitacional que afecta a la gran mayoría en Cuba.