Foto: RRSS
Texto: Fede Gayardo
Este martes, colegas, amigos y admiradores rindieron tributo al destacado actor Mario Limonta, fallecido el pasado sábado en La Habana, a tan solo un día de cumplir 89 años.
Las cenizas del reconocido artista fueron trasladadas en una emotiva peregrinación desde su residencia en el edificio Maca, ubicado en Calle 12 del Vedado, hasta el Cementerio de Colón.
Para dar el último adiós al popular actor se congregaron amigos, vecinos, admiradores, y destacadas personalidades del arte y la cultura, entre los que destacaron Jorge Perugorría, Néstor Jiménez, Bárbaro Marín Hernández y Renecito de la Cruz, así como la productora Libia Batista.
Mario Limonta, quien brilló en teatro, cine, televisión y radio, se destacó especialmente por su participación en el icónico programa radial Alegrías de sobremesa. Durante su prolífica carrera, fue merecedor de importantes reconocimientos como el Premio Nacional del Humor, el Premio Nacional de Televisión y la Distinción por la Cultura Nacional.
El acto de despedida simbolizó el agradecimiento del pueblo cubano hacia un hombre que dedicó su vida a enriquecer la cultura de la isla, dejando un legado imborrable en los corazones de quienes disfrutaron de su arte.
Limonta había sido ingresado de emergencia la pasada semana, y tras una intervención quirúrgica, fue llevado a terapia intensiva para su recuperación. El sábado pasado, sin embargo, su estado de salud empeoró y falleció horas más tarde.
Nació en Santiago de Cuba en 1936 y desde muy joven fue declamador en la emisora radial local, luego, para 1955, llegaría a La Habana para estudiar Derecho pero abandonó la carrera y se dedicó por completo a su verdadera pasión: la radio.
Desde 1959 comenzó a participar en numerosos espacios del entonces llamado Circuito Nacional Cubano, que se convertiría poco después en Radio Rebelde. A partir de ahí desarrolló una carrera que abarcó más de seis décadas, convirtiéndose en uno de los actores más queridos del país.