Foto: Shuterstock
Texto: Sonia Sánchez
Un reciente anuncio sobre tierras raras en Cuba ha despertado la atención en momentos en que tomó visos álgidos la pugna entre los presidentes estadounidense Donald Trump y ucraniano Volodimir Zelensky, por el interés del gobierno de Estados Unidos de apropiarse de esos yacimientos del país europeo.
Asunto este que tiene en estado de alerta a la comunidad internacional. Cada país se apresura por contar con estos metales y, llamativamente, en Cuba, desde tiempo atrás se han localizado yacimientos sujetos a investigación por el Ministerio de Energía y Minas y la Universidad de Moa.
Las propiedades físicas y químicas singulares de las tierras raras son aprovechadas en aplicaciones de alta tecnología, en sectores claves de la industria, la energía y la defensa, representando un factor importante del equilibrio tecnológico, económico y político a nivel internacional.
La ciencia demuestra que estos elementos químicos son indispensables en la fabricación de teléfonos inteligentes, turbinas eólicas, baterías de vehículos eléctricos y sistemas de defensa avanzados como los misiles guiados, lentes de visión nocturna, armas de precisión, y entre otros, radios o equipos de comunicación.
China lleva la delantera con una cifra estimada en 44. 000 toneladas métricas. Le siguen Vietnam, con 22.000 toneladas; Brasil, con 21.000 toneladas, y Rusia, con 10.000 toneladas. La India, Australia y EE. UU, entre otras naciones, cuentan también con reservas de los 17 elementos químicos.
Tierras raras en Cuba
La máster en Ciencias Kenya Elvira Núñez Cambra, investigadora auxiliar del Instituto de Geología y Paleontología, del Ministerio de Energía y Minas y presidenta de la Sociedad Cubana de Geología aseguró a la prensa nacional que en la isla “hay una apreciable mineralización de elementos de tierras raras, principalmente escandio, asociada a los llamados mantos de meteorización de minas de oro, plata, zinc, es decir zonas con concentración natural de esos elementos producto de la actividad erosiva sobre sus yacimientos”.
El Ministerio de Energía y Minas en su sitio oficial dio a conocer que el Centro de Investigaciones del Níquel (Cediniq) al resumir los Principales resultados del sector de la geología en los años 1920-1924 incluyó la terminación de un estudio sobre elementos de tierras raras (ETR), y hace 4 años, en igual sitio, se subrayó que “el conocimiento de los residuales industriales (colas) de las plantas procesadoras de recursos minerales de los yacimientos lateríticos cubanos es de suma importancia”.
“No sólo por constituir yacimientos artificiales de probada potencialidad de procesamiento metalúrgico con racionalidad económica, sino además por la alta probabilidad de contener elementos valiosos como tierras raras y elementos del grupo del platino”. CubaNiquel dio a conocer que en 2022 también se había concluido un informe sobre la identificación de tierras raras lateritas en Moa, en la zona de Cajálbana.
Informes de prensa referentes a estudios realizados en territorio cubano, de igual manera, refieren encontrarse reservas en el Pan de Guajaibón, el punto de mayor altitud del oeste de Cuba, entre las provincias de Pinar del Río y Artemisa; en la pinareña Bahía Honda; y el complejo vulcanógeno-sedimentario de la formación de la villaclareña municipalidad de Encrucijada.
Lo cierto es que en medio de esta cruzada internacional por la explotación de las tierras raras está nuevamente en juego la protección del medio ambiente. La extracción de esos metales, sin dudas, tiene un elevado costo ecológico al generar residuos tóxicos y radioactivos y consumir elevadas cantidades de agua y energía que se revierten en el profundo daño a ecosistemas locales.
