Fotos: RL Hevia
Texto: Hugo León
Manejar en Cuba es toda una proeza, incontables baches vuelven el acto de conducir en una tarea de titanes, y mientras que desde el Gobierno se hacen planes cada año para mejorar esta situación, la realidad es que son contadas las calles del país que parecen vías normales y no sitios bombardeados.
Desde avenidas principales hasta calles secundarias, todas cuentan con un deterioro considerable acumulado a través de los años. Las calles cubanas nunca han sido reconocidas por su perfección, no obstante, la situación actual en La Habana, por ejemplo, sobrepasa los límites de lo permisible.
En redes sociales son comunes las críticas al estado deprovable de las vías y muchos encuentran en ello una causa importante de los tantos accidentes que ocurren a diario en el país.
Lo cierto es que, ante este escenario, la accidentalidad pudiera ser peor. Choferes obligados a cambiar de senda para evitar un ‘hueco», maniobras que ponen en riesgo tanto a los conductores como a los transeúntes.
Los vehículos también sufren por esta causa, de hecho, este es uno de los aspectos que más afecta a la salud de un automóvil, lo que incrementa la frecuencia en que debe ser llevado a un mecánico.
Llantas pinchadas o totalmente desgastadas, daños en la transmisión y dirección, así como el rápido desgaste de la suspención, son algunos de los perjuicios más comunes que sufre un carro cuando las calles están en mal estado.
Ellos, unido a los escasos recursos para el mantenimiento y/o reposición de carros estatales y autobuses para el servicio público, no es de extrañar la baja disponibilidad técnica del parque automotriz del país.
En el caso de los particulares, quienes con mucho esfuerzo se costean un medio de transporte, viven esclavos de resolver los daños provocados por el deterioro de las vías.
En un escenario en el que el Estado cubano apuesta por fomentar la modernización del parque automotriz de la nación, la interrogante es cuánto soportarán los nuevos vehículos al transitar sobre una pista de cráteres.
¿Qué dice el Gobierno cubano?
El propio Gobierno cubano ha tenido que reconocer recientemente que en los últimos tiempos el programa de conservación de viales no ha avanzado como se necesita y que en sentido general el deterioro se acumula.
La falta de recursos y de fuerza especializada, la carencia de equipos y la obsolescencia de los existentes, figuran entre las causas fundamentales de este fenómeno.
Información oficial compartida en 2023 refería que el 75% de los viales del país presentaban un estado técnico entre regular y mal, con un ritmo de deterioro que no se lograba contener y que crecía cada año.
Al menos temporalmente, se había pensado que la alternativa privada podía ayudar a solucionar el problema y los expermimentos comenzaron: en el 2021, por ejemplo, surgió la mipyme Andal Surl, una pequeña industria que produce asfalto de mezcla en frío y cuenta con una brigada para el “bacheo”.
A pesar de ser privada, Andal se enfrenta a los mismos problemas que las empresas estatales, entre ellos las dificultades en el acceso al equipamiento, la falta de incentivos fiscales y la dependencia de la asignación de combustible por el gobierno, lo cual dificulta la transportación de las materias primas.
Tras el nacimiento de esta mipyme al menos otras 7 comenzaron a operar en La Habana, resultados que no son visibles ante el gran deterioro que acumulan los viales y los problemas identificados. El panorama es desolador, el país se cae a pedazos, y las calles también.
