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Ana Nora Calaza, la voz de Tristolino y un premio pendiente de la televisión cubana

Foto: Ana Nora Calaza | Facebook

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Pensar en Ana Nora Calaza es pensar en Tristolino, ese títere que a muchos nos revolotea aún en la mente cuando recordamos nuestra infancia, para bien o para mal.

“Arcoiris musical” fue uno de los programas que marcó esa etapa de nuestras vidas, en aquellos tiempos donde sentarse frente a la pantalla era el mayor premio al concluir las tareas escolares diarias.

Fueron años escuchando a Ana Nora tras aquel títere, una incansable artista que ha dedicado su vida a entretener a los más chicos y que hoy, finalmente y aunque no lo suficiente, es reconocida por las autoridades culturales cubanas como se merece.

Actriz, realizadora de programas infantiles, cantante coral, compositora, musicalizadora y asesora musical, Ana Nora Calaza resultó galardonada del Premio Nacional de Televisión 2024.

Desde 1957, la artista comenzó su quehacer en los medios y desde entonces no ha parado de trabajar, principalmente en programas de televisión destinados a niños y jóvenes.

Fue protagonista de otros espacios que han quedado igualmente en la memoria de muchos que ya hoy acumulan canas como “Tía Tata Cuenta Cuentos”, “Amigo y sus Amiguitos”, “Sábado 37”, “Las aventuras del viejo Jotavich”, “Toqui”, “El mago del cachumbambé, “A jugar” y “Caritas”.

Su trabajo no se ha centrado solamente en la pantalla chica aunque como ha dicho al diario Juventud Rebelde, “amo la televisión profundamente; entré en este medio a los cuatro años y nunca más he salido”.

Sin embargo, ha decidido traspasarla y salir a las calles a regalar lo que mejor sabe hacer. Así su trabajo ha llegado hasta diversos escenarios como la comunidad habanera de La Timba, donde el público infantil disfruta de sus espectáculos llenos de colores y alegría.

Además, Ana Nora guarda tiempo para desempeñarse como directora de doblaje en los Estudios Fílmicos de la Televisión y, por si fuera poco, está vinculada a un proyecto de películas para ciegos y débiles visuales de la isla.

“He dedicado toda mi vida a hacer lo que más amo. Todo eso me retroalimenta y me da salud. Lo que realmente me hace sentir bien es estar activa y entregar lo mejor de mí en cada proyecto”, aseguró recientemente al citado medio estatal.

A sus 67 años de vida artística, Ana Nora es uno de los más claros ejemplos de lo que es vivir por y para el arte en Cuba. Su trabajo es calificado por muchos como uno de los más difíciles porque tiene el público más exigente que existe: los niños y niñas.

Mucho mérito tiene su trayectoria, sobre todo en un país donde no siempre esta labor es reconocida como se merece. Quizás a ella le basta con el aplauso de grandes y pequeños. Quizás ese sea el mayor premio que pueda recibir o el impulso que necesita para seguir haciendo lo que ama.

“Mientras pueda, seguiré haciendo lo que amo. Pero si me toca terminar en un escenario, en un parque, o en un estudio de televisión, sería ideal, porque ahí es donde comencé a los cuatro años y donde he vivido mis mayores alegrías”, agregó la artista.

Y es que esa ha sido su vida, entrega y felicidad por la obra realizada. “Solo así sentiré que he llegado a mi destino, rodeada de lo que me ha dado tanto y ha sido mi pasión a lo largo de todos estos años”, afirmó Ana Nora al recibir el Premio Nacional de Televisión que Cuba le debía.

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