Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Acusado de engañar a pacientes después de cobrar más de $3.000 por pruebas rutinarias de coronavirus, el Hospital Lenox Hill en Manhattan pedía más de 30 veces la tasa de mercado más común para la prueba, al agregar tarifas por una visita a la sala de emergencias, según reporta el New York Times.
Muchos de los que se sometieron a la prueba en el hospital entraron después de ver un letrero azul brillante en el exterior que decía “Sitio de prueba COVID” pero no estaban al tanto de los costos adicionales.
Sin embargo este caso no fue el único. Otro hospital propiedad de la misma empresa supuestamente cobraba tarifas igualmente exorbitantes.
De acuerdo con los informes, un paciente pagó $2.793 por una prueba de COVID-19 en el auto en el Hospital Huntingdon, propiedad de Northwell Health, en Long Island.
Esta investigación del New York Times sobre los precios de las pruebas de COVID-19 encontró que el hospital de Lenox Hill factura $671 por una prueba, y el resto del costo proviene de las tarifas de la sala de emergencias.
A pesar de que a los pacientes no se les cobró directamente por las pruebas, las facturas más altas afectan los costos de seguro de una persona a largo plazo.
La vicepresidenta de relaciones públicas de Northwell Health, Barbara Osborn, informó a The Independent que la ley federal exige que los hospitales traten a cualquier paciente que llegue al departamento de emergencias, y que los pacientes “que soliciten una prueba de COVID en un (departamento de emergencias) están claramente informados tanto verbalmente como por escrito, que se considera una visita de emergencia debido a la necesidad de un examen físico y una evaluación de su historial médico».
Más de una docena de estados de esa nación están listos para abrir la elegibilidad para vacunas a todos los adultos esta semana, al mismo tiempo que los casos aumentan drásticamente.
Los casos han subido en un 10 por ciento en los EE.UU. en comparación con la semana pasada, lo que asciende a unos 60 000 por día, ya que algunos estados han relajado las medidas de mitigación diseñadas para detener la propagación del virus.