Foto: Radio Rebelde
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
La falta de materias primas, la escasez de financiamiento en la industria nacional, la interrupción de suministros internacionales y otras dificultades en las contrataciones con proveedores, son las causas que pone el gobierno cubano para justificar la ausencia de almohadillas sanitarias en las farmacias cubanas.
El panorama es tan crítico, que según afirma la Empresa Comercializadora de Medicamentos (EMCOMED), en 2024 se entregaron únicamente dos rondas de distribución de almohadillas sanitarias a las mujeres censadas en Guantánamo.
A inicios de este año tampoco se registra disponibilidad de las almohadillas debido, sobre todo, a la escasez de materia prima. Y Guantánamo no es un caso aislado.
Esta entidad, según declara una nota del periódico local Venceremos, ha garantizado la entrega de paquetes de algodón solo a personas diabéticas y colostomizadas. Mientras tanto, las mujeres cubanas sufren dificultades para acceder a productos esenciales para su salud e higiene.
Sin embargo, la situación es aún peor para ciertos medicamentos vitales, como los antihipertensivos, los destinados para la diabetes mellitus así como los medicamentos oftalmológicos y los antibióticos, asegura esta fuente.
Todo ello provoca inconvenientes para el Programa Materno-Infantil, que, de hecho, depende de la disponibilidad de estos productos para garantizar la salud de las mujeres e infantes en Cuba.
Un trabajo publicado por el periódico oficialista Girón, titulado El costo de menstruar en Cuba, a finales del 2024, arrojó que entre el 10% y el 30% del salario de las mujeres de la Isla, se destina cada mes a adquirir artículos de higiene menstrual, y eso si aparecen.
Aunque se consideren que las íntimas “son un producto de higiene tan necesario como el jabón, el desodorante o la pasta dental. El problema en este asunto radica en que la producción estatal cubana de toallas sanitarias se ha visto reducida estrepitosamente por la imposibilidad de acceder a los insumos importados que permitían fabricarlas”, la incapacidad de la industria sanitaria para cubrir esta necesidad es un problema recurrente.
