Fotos: RL Hevia
Texto: Raúl del Pino
Quiso el destino que la última gran prueba de fuego para Mijaín López, la que permitirá entrar a un lugar del Olimpo nunca antes ocupado por nadie, sea ante otro deportista cubano. El último combate en la carrera del pinareño, lo único que lo separa de su quinto oro olímpico –y del retiro–, será ante el matancero Yasmani Acosta, en representación de Chile.
Pero más que atletas nacidos en un mismo país, a los dos gladiadores lo unen infinitas horas de preparación durante muchos años. Ambos han entrenado codo a codo, y si Mijaín ha logrado llegar en excelente forma a sus sextos Juegos Olímpicos a los 41 años es gracias al aporte de Acosta, como mismo Chile tendrá que darle gracias a Mijaín por ayudar a su luchador a elevar el nivel para alcanzar su primera final bajo los cinco aros.
Este fue el momento en el que Mijaín López se entera que su rival será el también cubano Yasmani Acosta 🇨🇱 estuvo en la zona mixta nada menos que con Héctor Milián el primer campeón olímpico de la lucha cubana en Barcelona 92.
— Juan José Sayago (@jjsayago) August 5, 2024
Esto es HISTORIA PURA pic.twitter.com/G7E8T9NS0w
“La final con Yasmani va a ser muy bonita, creo que va a ser espectacular entre dos cubanos”, declaró el tetramonarca caribeño tras ser interrogado en la zona mixta de la Arena Campo de Marte al término de las hostilidades de este lunes. “Él ya me la negó en la otra Olimpiada, pero ahora va a tener la oportunidad de hacerlo bien”, preciso respecto a la cita de Tokio 2020, cuando Acosta perdió en semifinales y se quedó a las puertas de la discusión de las medallas.
López definió la relación entre ambos como una “hermandad” y reconoció la contribución a su trayectoria del que pudiera considerarse como su pupilo. “Él ha sido un eslabón importante en mi carrera deportiva porque se inició conmigo en la primera Olimpiada que yo gané. Vamos a estar en la final, uno por un país y el otro por otro, pero tenemos la misma sangre, es la consagración de todos los entrenamientos que hemos tenido en conjunto”, sentenció.
Acosta, de 36 años, entrenó de forma intensa junto al que reconoce como su ídolo en el deporte durante varias semanas en Varadero entre abril y mayo de este año. “Lo que me hace admirarlo es porque lo vi crecer aquí en Cuba, vi el trabajo que pasaba, el sacrificio que hay detrás de un deportista cubano, alcanzar esa cantidad de medallas olímpicas con esas condiciones, no todos pueden hacerlo. Esa es la gran diferencia que existe entre Mijaín y el resto de los atletas del mundo”, le manifestó al periodista de Radio Rebelde, Guillermo Rodríguez en aquella oportunidad.
Sobre su desempeño en las primeras tres rondas de la división de 130 kilogramos, Mijaín señaló que es un “resultado que está disfrutando el mundo entero, en especial los cubanos”. También dejó un mensaje para los que no estaban del todo seguro que podría llegar a la antesala de otro oro olímpico. “Es una quinta medalla esperada por mucha gente, otros dudaron, pero en mi mente siempre estaba”, afirmó.
Mostrando una confianza demoledora, no le tembló la voz al afirmar que “cuando he dicho que voy a unos Juegos Olímpicos o Mundiales siempre les he dado el alegrón a todos los cubanos, y nada, mañana es solamente subirse al colchón y obtener la medalla”, aseguró el deportista más grande de la historia de Cuba.
El camino del pinareño rumbo a su quinta corona comenzó con una apabullante 7-0 frente al surcoreano Lee Seung-chan. Ese triunfo le permitió llegar fresco a su combate de cuartos de final, una final adelantada frente al favorito de numerosos expertos y monarca mundial de 2023, el iraní Amin Mirzazadeh.
Sin embargo, el luchador persa entendió que el único motivo por el que aparece en la cima del ranking mundial es porque el cubano ha dejado de competir casi por completo en escenarios internacionales y decidió reservarse para París 2024. Victoria inobjetable de Mijaín 3-1 y a esperar por el veterano azerí Sabah Shariati en semifinales.
Ya en la pelea previa a la batalla por el oro, empleó la misma estrategia que contra el iraní: llevó a su oponente a la posición de cuatro puntos y le marcó una proyección que definiría a la postre el resultado final de 4-1. Desde la final de Pekín 2008, a Mijaín no le habían marcado un punto en citas estivales. Ganó en Londres, Río y Tokio de forma inmaculada, y que ahora, en el umbral de los 42 años, solo le logren marcar dos, habla a las claras de la exquisita y única clase a la que pertenece.
