Foto: Jorge Luis Borges
Texto: Hugo León
Pocos días después de que Cuba celebrara el Día internacional de la Infancia, el 1ro de junio, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dio a conocer una estadística capaz de borrar cualquier aire de fiesta: el 9% de los niños en Cuba sufre de pobreza alimentaria grave.
El dato llegó como parte de un informe que incluye a Cuba en su evaluación de la nutrición infantil y lo que implica es que una parte de los menores de edad que viven en la Mayor de las Antillas disponen solamente de un máximo de dos de los ocho alimentos esenciales para una vida saludable.
Como ha ocurrido con anterioridad ante temas así, la oficina de la UNICEF en Cuba prefirió no emitir mensajes al respecto, por lo que el sitio web y las redes sociales de la entidad se han mantenido al margen.
De acuerdo con las autoridades cubanas, en la isla ningún niño se acuesta sin comer y uno de los logros de la revolución es la protección de la infancia y el desarrollo de los niños. En contraste, los datos de la Unicef apuntan a una difícil situación para miles de menores de edad en Cuba.
Según el informe de la Unicef, entre los niños afectados por la pobreza alimentaria grave, cuatro de cada cinco se alimentan principalmente de leche materna y productos lácteos, junto con un alimento básico rico en almidón, como arroz, maíz o trigo.
En peor circunstancias están, según el texto, quienes no reciben fuentes de proteínas como huevos, carne, aves y pescado.
La Unicef aprovechó el informe para instar a los gobiernos de los países mencionados a garantizar que los marcos políticos y normativos de los sistemas alimentarios, así como los sanitarios y de protección social, respalden acciones que permitan enfrentar las causas de estos tristes datos.
Entretanto, la inseguridad alimentaria en Cuba ha ido creciendo con el paso de los años, a pesar de que las autoridades promulgaron una “Ley de Seguridad y Soberanía Alimentaria”.
La crisis que vive el país se extiende prácticamente a todos los sectores, y el de la producción de alimentos es uno de los más afectados. Cuba no solamente importa cerca del 80 por ciento de los alimentos que consume, sino que de acuerdo con las propias autoridades, lo que se compra en el exterior todavía no alcanza para suplir las necesidades de la isla.
El informe de la Unicef llega en un contexto difícil para los cubanos. Una gran parte de las familias cubanas viven actualmente un «vía crucis» para llevar comida a la mesa a diario, pues los precios de los alimentos han ido en aumento hasta volverse prohibitivos, la inflación dispara el costo del más mínimo insumo, y los salarios estatales apenas alcanzan para comprar la comida de una semana.
